martes, 23 de abril de 2013

FELIZ DIA DEL LIBRO POR LA BIBLIOTECA DE HIJAR- LAS GABIAS


Desde el Centro Andaluz de las Letras realizamos un llamamiento
a los centros educativos, bibliotecas y asociaciones culturales para
que se sumen a la propuesta del autor homenajeado este año,
José Manuel Caballero Bonald, incorporando a los actos previstos
para el Día Internacional del Libro una lectura pública de la antología
editada al efecto.

Día Internacional del Libro
manifiesto

LA FESTIVIDAD DE LOS LECTORES
Los libros nos hacen movernos por regiones inexistentes, tratarnos con tipos
fantasmales o vivir unas vidas que no hemos sido capaces de merecer, a veces
por fortuna. Y es ese poder suyo para el espejismo lo que más nos inquieta,
quizá porque, ante su brillante engaño, el engaño de nuestra propia vida
queda en una situación bastante desfavorecida, como cosa de pocamonta.
La literatura sabe herir la memoria, y sabe hacerlo de una manera
implacable. Un libro puede dejarnos heridas que no se cierren nunca. Heridas
en las que se cifre el recuerdo de un mundo que no nos pertenece y que, sin
embargo, hemos confundido con nuestros mundos particulares, con esos
mundos nuestros en que no ocurren sucesos fabulosos, en que no existen los
misterios, los dragones, los seres perseguidos por su pasado ni las pasiones
que acaban entregándosea lamuerte.
Los libros no contienen elmundo, claro está, sino que son una parte
del mundo, una de las muchas cosas que hay en elmundo. De todas formas,
los libros comparten con el mundo mismo su condición de inmensa
entelequia inabarcable para el entendimiento, pues el lector padece el
vértigo de la infinitud: cuanto más lee, más le queda por leer.
Existen libros que explican la estructura de las galaxias y libros que
revelan la vida cotidiana de los insectos, libros que arriesgan teorías sobre
la formación de las estrellas y libros que celebran el lirismo del titilar de las
estrellas, libros que indagan en el ser o en la nada, libros que ofrecen
antídotos contra la melancolía y libros que transmiten melancolías
inconsolables, libros que desvelan el trazado de los laberintos abstractos de
las matemáticas y libros que cuentan leyendas de piratas que gritan himnos
fraternales y sanguinarios en tierras de Jamaica o de Isla Verde, libros que
hipnotizan nuestra voluntad y libros que conquistan nuestro corazón por
razones que a veces no tienen nada que ver con el corazón, libros que
contienen poemas dedicados a muchachas de duro mármol frío y libros de
versos que celebran las cosechas, libros que llevan dentro el veneno de la
sátira, libros que destilan el licor áspero y bronco de las pasiones sin suerte,
libros que desprenden la neblina gótica de las historias de espectros
ensangrentados, libros que transpiran el sudor de los aventureros, libros
que huelen a alcoba clandestina, a bar de bebedores solitarios y bravíos, a
estepa nevada por la que se desliza un trineo…
Este año, los andaluces celebramos la concesión del Premio
Cervantes a nuestro paisano José Manuel Caballero Bonald, un autor que
ha apostado por la literatura exigente, por la literatura que se exige lo
máximo a sí misma. En sus poemas, en sus novelas, en sus libros de
memorias y de ensayos, Caballero Bonald nos cursa una invitación personal
y transferible para adentrarnos en un laberinto de palabras bien medidas,
en un universo de percepciones y de obsesiones, de indignaciones y de
quiebros mágicos.
Celebremos con él, con sus libros, esta fiesta de la lectura.
Celebremos la lectura como ese privilegio íntimo que se nos concede
con sólo leer una primera frase y dejarnos hipnotizar.

FELIPE BENÍTEZ REYES

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